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La ingesta de materia seca (IMS) determina la cantidad de nutrientes disponibles para que la vaca lechera cubra sus requerimientos de mantenimiento y producción. Por ello, estimando correctamente la ingesta conseguiremos la máxima precisión a la hora de formular raciones, evitando sobrestimar o subestimar la cantidad de nutrientes ingeridos por las vacas.
Subestimar nutrientes implicaría producciones bajas y problemas de salud, y sobrestimarlos supondría costos elevados, excreción de nutrientes al medio ambiente y riesgo para la salud de los animales.
En los sistemas de alta producción de leche, el manejo de la alimentación enfocado a conseguir la máxima disponibilidad de alimento en cantidad y calidad a lo largo del día es un factor clave para el éxito.
¿CUÁLES SON LOS FACTORES QUE MÁS INFLUYEN EN LA IMS?
Uno de los factores que más impacto tiene sobre la ingesta es la calidad de los forrajes. El estado vegetativo de los mismos en el momento de corte determina la cantidad de membranas celulares presentes en el forraje.
La FND (Fibra Neutro Detergente) y, en concreto, la digestibilidad de la misma actúa como limitante de la ingesta al ralentizar los ratios de pasaje por el rumen.
El incremento en la digestibilidad de FND del forraje aumenta significativamente la ingesta de materia seca y la producción de leche. Se considera que un aumento de 1 punto en la digestibilidad FND (dFND) se asocia con un aumento de 0,17 kg en IMS y un aumento de 0,25 kg en leche con 4% de grasa corregida.
+1 dFND = Δ 0,17 kg IMS
Δ 0,25 kg leche
Por ello, el primer objetivo de cualquier explotación de alta producción debe ser producir forrajes de buena calidad, para conseguir ingestas elevadas y la mayor cantidad posible de nutrientes provenientes de forrajes altamente digestibles.
Algunos aspectos que determinan la calidad de un forraje e influyen sobre la ingesta son:
La sostenibilidad de las granjas de alta producción depende de ingestas elevadas, sin embargo, tanto una excesiva cantidad de forraje como la baja digestibilidad de éste, pueden reducir la ingesta debido a un efecto de llenado ruminal.
Tras el desarrollo del sistema de Fibra Neutro Detergente, la ingesta de FND se consideró el mejor “predictor de ingesta” en rumiantes. Así pues, se consideraba que la máxima ingesta de un animal se alcanzaba al llegar a un 1,2% del peso corporal en FND en la ración.
Durante años, muchos nutricionistas de campo utilizaron este punto de referencia como un indicador de la capacidad de ingesta, ya que se suponía que todas las fuentes de FND influían en la ingesta de manera similar. Sin embargo, ya existía conciencia de que eran necesarios más estudios sobre el tema, ya que se sabía que el contenido de lignina (LDA), la cinética de digestión o el tamaño de partícula del forraje influían en las predicciones de ingesta a partir de FND.
Por este motivo, se observan diferencias muy grandes en la ingesta voluntaria para dietas con el mismo contenido de FND, lo que indica que el efecto de llenado de FND es variable.
El rango de ingesta de FND calculado en función del Peso Corporal no tiene en cuenta la calidad y digestibilidad de las fuentes de FND.
A medida que avanzaron las técnicas de producción de forrajes, junto con las mejoras genéticas (variedades de cultivos bajos en lignina), se han observado ingestas de FND de hasta 1,6 – 1,8% de Peso Vivo.
Por lo tanto, la FND por sí sola no es suficiente para estimar y ajustar la ingesta total, especialmente cuando la contribución de fuentes de fibra no forrajeras (pulpa de remolacha y cítricos, cáscara de soja) se vuelven relevantes, o bien la digestibilidad de la FND es baja.
La digestibilidad de la FND nos permite predecir con mayor precisión cómo de rápido se digiere la fibra y el tamaño de la fibra no digerida que permanecerá en el rumen (uFND) ocupando espacio.
El grado de digestión de un alimento y el tiempo que permanecerá en el rumen depende de los siguientes factores:
A partir de estos parámetros podemos predecir con mayor exactitud la IMS de los animales y optimizar raciones teniendo en cuenta el factor de llenado de cada uno de los forrajes.
Existen sistemas que permiten predecir con mucha certeza la estimación de ingesta a la hora de formular una ración, basados en ratios máximos y mínimos que nos permiten asegurar el aporte mínimo de FND, garantizando así la salud ruminal y, por otra parte, informándonos sobre el valor probable máximo de ingesta.
En sistemas de estabulación libre, la competencia por el acceso a la comida es inevitable, incluso cuando las instalaciones permiten un acceso a la misma sin limitaciones, las vacas interactúan entre sí por efecto de dominancia.
El racionamiento debe enfocarse en conseguir los valores mínimos de fibra proveniente de forrajes para cubrir los requerimientos, asegurando así la correcta salud ruminal y la máxima ingesta.
Se requiere un mínimo de fibra forrajera para sostener el crecimiento de la flora celulolítica, la rumia y la motilidad ruminal. En este sentido, el largo de picado de la partícula es un punto importante a considerar.
El uso del Penn State Separator sigue siendo una herramienta útil para asegurar que la longitud de picado es la correcta y, por otro lado, para comprobar la uniformidad de la comida a lo largo del comedero (Imágenes 1, 2, y 3).
Minimizar el coeficiente de variación de la distribución de partículas de una ración debería reducir la capacidad de selección de los animales.
Algunas pautas sobre el manejo de la alimentación:
La sobrepoblación interfiere en el comportamiento natural y en la rutina diaria de los animales, definida de la siguiente manera:
Existen sistemas que permiten monitorizar
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