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Sensores aplicados a la monitorización de la actividad ruminal
Durante los últimos años ha aumentado el interés por el uso de nuevas tecnologías en la producción ganadera, especialmente en el sector vacuno lechero.
El mercado de sensores de uso en ganadería crece un 10,9 % anualmente, y se estima que para el año 2025 facture un volumen de 2.500 millones de dólares (Markets and Markets, 2020).
Convencionalmente, los sensores utilizados en el ganado se han utilizado fundamentalmente en granjas de investigación, sin embargo, durante los últimos años, la comercialización de nuevas tecnologías, como robots o sensores, se está expandiendo también a granjas comerciales.
Las principales ventajas del uso de sensores son:
Estos sensores permiten medir de forma precisa parámetros fisiológicos o de comportamiento. Concretamente, existen sensores que pueden obtener información acerca del comportamiento ruminal, siendo de gran utilidad para evaluar la productividad, la salud o el bienestar de los animales.
La mayoría de los sensores utilizados en rumiantes están instalados sobre la superficie corporal (collares, podómetros, etc). Estos son fáciles de instalar y de recuperar, y sencillos de conectar inalámbricamente, pero también existe el riesgo de desprendimiento y consiguiente pérdida.
Además, al estar en contacto con el entorno exterior, obtienen información del ambiente que puede interferir con la información de las variables a medir.
También existen dispositivos que se instalan en el interior del cuerpo del animal, como los bolos intraruminales, instalados en el interior del rumen mediante una inyección oral o a través de cánulas ruminales.
Este tipo de sensores obtienen una gran precisión de medida, ya que no se producen distorsiones con el medio externo, aunque existen limitaciones, como la recuperación de ciertos sensores, imposible hasta el sacrificio del animal. Otro factor limitante es la dificultad añadida para establecer la conectividad inalámbrica.
BOLOS INTRARUMINALES
Inicialmente, los bolos intraruminales se emplearon en la identificación de los animales. Actualmente, se desarrollan para incorporar diferentes sensores que recogen una gran cantidad de información acerca del ambiente ruminal.
Con las adecuadas dimensiones, materiales y técnicas de instalación, el bolo se retiene en el rumen, normalmente en la zona del retículo, sin causar perjuicios al animal. Las dimensiones de estos dispositivos deben estar adaptadas a la morfología digestiva de cada especie, siendo de forma cilíndrica en la mayoría de los casos.
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