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01 Dic 2020

Aportaciones de la veterinaria a la medicina humana

La aportación de la ciencia veterinaria a la medicina humana y la colaboración entre ambas ha sido muy notable en las últimas décadas.

Es a partir de la era microbiológica cuando se suceden a gran ritmo los descubrimientos en los que los veterinarios tendrán un papel fundamental, especialmente a raíz de las investigaciones de Pasteur en Francia.

Por lo tanto, las principales aportaciones veterinarias a la medicina humana se corresponden con aquellas enfermedades compartidas entre hombre y animales, las zoonosis (antropozoonosis).

Hasta alcanzar este concepto, el ser humano ha tenido que superar algunos avatares:

  • Desconocimiento de los microorganismos productores de enfermedades
  • Doctrinas religiosas y filosóficas

Esta doctrinas insistieron en la inmortalidad del alma humana y en la supremacía de esta sobre el resto de seres vivos. Esto condujo a extremos irracionales, como cuando el Papa Gregorio XVI se opuso a la vacunación contra la viruela por entender que la aplicación de la linfa vacunal suponía introducir la «animalidad» en los humanos.

El Vaticano ha corregido estas actitudes como consecuencia de los transplantes de órganos animales a humanos, en un documento titulado «La prospectiva de los xenotransplantes, aspectos científicos y consideraciones éticas», elaborado por la Academia Pontificia para la Vida a petición del Consejo de Europa.

  • Salmonelosis y toxiinfecciones

Las toxiinfecciones son una preocupación de las autoridades sanitarias, debido a su frecuencia y a su existencia a pesar de las medidas higiénicas y controles que existen.

Muchos veterinarios han aportado descubrimientos en este sentido, pero cabe destacar a Daniel Elmer Salmon (1850-1914), descubridor en 1885 del primer representante del grupo de las Salmonellas: a propuesta del bacteriólogo veterinario Lignié, estos gérmenes patógenos llevan su nombre.

Daniel E. Salmon nació en 1850 en una localidad del Estado de Washington, en Mount Olive, y estudió Veterinaria en la Universidad de Cornell. Este científico atribuyó erróneamente al cólera del cerdo la categoría de Salmonella: actualmente sabemos que es un virus que origina la Peste Porcina Clásica. Era una confusión lógica, ya que no se conocían los virus filtrables y porque Salmonella choleraesuis se asocia con frecuencia a la Peste Porcina como «agente de salida».

Daniel E. Salmon

 

El mérito principal de Salmon, además de abrir la puerta para el conocimiento de estas bacterias, fue, junto a su colaborador Th. Smith, el abrir el camino para demostrar el papel secundario de Salmonellas y Pasteurellas en numerosos procesos víricos.

Th. Smith

Además, sus investigaciones sobre la salmonelosis porcina dieron lugar al descubrimiento de las llamadas «vacunas muertas», base del método empleado más adelante para proteger al ser humano contra el cólera, peste, tifus…

Continuando con otras intoxicaciones de origen alimentario, el botulismo es conocido desde hace mucho tiempo. El nombre se debe a Müller, que lo acuñó en 1870: el organismo responsable, Clostridium botulinum fue identificado en 1895 por Van Ermeger.

Aún así, la aportación veterinaria más destacada en torno al botulismo llegó de manos de Karl F. Meyer (1884-1974) cuando, en 1922, junto con Charles Armstrong, que descubrieron que la toxina botulínica podía encontrarse en conservas vegetales y no solamente en productos cárnicos, como se creía hasta la época.

En España, el problema del botulismo se suscitó en la década de los 40 debido a unos focos que aparecieron en el ganado equino, en las provincias del centro y del sur principalmente.

Estos brotes fueron diagnosticados y estudiados en la Facultad de Veterinaria de Madrid por el catedrático Carlos Sánchez Botija. Junto con los trabajos del también veterinario Miguel Matías Herranz del Instituto de Biología Animal, permitieron diferenciar el botulismo de la paraplejía infecciosa tipo C, que había contaminado los piensos.

Carlos Sánchez Botija

Estos investigadores también demostraron la participación del gato como vector de la toxina, importante también en cuanto a la posible contaminación de los alimentos.

En referencia al gato, este felino tiene alta resistencia a la toxina botulínica, y puede ingerir sin enfermar grandes cantidades de la misma, así como gérmenes y esporas de Cl. bot. tipo C, eliminadas en las heces.

En cuanto a las toxinas estafilocócicas, cabe citar al prestigioso veterinario americano Merlín S. Bergdoll (1917), que durante años fue profesor de la Universidad de Wisconsin-Madison, autoridad mundial en la materia.

Este investigador ha alcanzo altas cotas en cuanto al estudio de la purificación, caracterización y estructura de las toxinas estafilocócicas, destacando el descubrimiento de la clave de la enfermedad estafilocócica llamada Síndrome tóxico con shock (TSS), producida por una toxina de S. Aureus (en USA, muchas mujeres morían al utilizar determinados tampones durante el periodo menstrual).

  • Difteria y tétanos

Es uno de los ejemplos más ilustrativos de complementariedad médico-veterinaria: el descubriento de la bacteria productora de la difteria (Corynebacterium diphteriae) y su toxina fueron descubiertos por Löeffler, el suerto antidiftérico por Roux, y el perfeccionamiento del mismo por Nocard. La anatoxina la descubrió el veterinario Gastón León Ramón (1886-1963), el gran coloso de la veterinaria del siglo XX.

La humanidad le debe la salvación de un innumerable número de niños (difteria), así como una importante cantidad de soldados que no murieron por las heridas de la guerra frente al tétanos.

Sus trabajos los llevó a cabo en el Instituto Pasteur de París y le hicieron famoso en todo el mundo al descubrir en 1923 un toxoide contra la difteria bautizado por Ramón con el nombre de anatoxina.

Las anatoxinas son preparados con formol y cultivos bacterianos, seguido de una incubación. El formol destruye la bacteria y modifica la toxina, pero además deja un producto capaz de excitar la inmunización activa cuando se inyecta, con lo que se logra inmunidad sin provocar la enfermedad: habían nacido las anatoxinas, uno de los más eficaces elementos inmunizantes contra un gran número de enfermedades.

En Francia, la mortalidad por la difteria en 1924 era de 3.000 personas al año, cifra que, a partir de la implantación de la anatoxina, fue disminuyendo progresivamente. En 1957, sólo se presentaron 39 casos letales.

En cuanto al tétanos, en la Primera Guerra Mundial se presentó la enfermedad en 100 casos por cada 100.000 heridos, mientras que en la Segunda, en el ejército norteamericano, con diez millones de movilizados, sólo se registraron tres casos de tétanos, tras el empleo de la anatoxina.

Gastón Ramón

En 1965, Gastón Ramón rozó la posibilidad de recibir el premio Nobel de Fisiología y Medicina, finalmente otorgado a los doctores franceses Monod, Jacob y Lwoff.

  • Tuberculosis

Como figuras más destacables en aportaciones en torno al Mycobacterium, procede destacar a los franceses Arloing (1846-1911) y Nocard (1850-1913), y al danés Carl-Olaf Jensen, defensores de la unidad del germen frente a la pluralidad defendida por el propio Koch y sus seguidores.

Este hecho es de gran trascendencia en torno a la transmisión de la enfermedad a través de la carne y leche de animales enfermos.

Pero sin duda, fueron los trabajos de Camile Guérin (1872-1961) en colaboración con Charles Calmette (1863-1933) los que más aportaron a la veterinaria con la profilaxis antituberculosa al descubrir la conocida vacuna B.C.G. (Biliado Calmette Guerin).

Calmette – Guérin

Calmette fue un médico de la marina francesa que visitó muchas colonias y, al regresar a Francia, fundó el Instituto Pasteur, del cual fue director durante 25 años. Guérin, junto con Calmette, descubrió un método de vacunación preventiva de los niños recién nacidos contra la tuberculosis: este consistió en atenuar la virulencia de Mycobacterium tuberculosis con numerosas y sucesivas resiembras, primero cada dos semanas y luego cada tres, en un medio de cultivo de patata glicerinada, con bilis de buey.

Una vez conseguido el bacilo atenuado, decidieron probarlo en terneros obteniendo buenos resultados. Tras 12 años de experiencias, en 1921 deciden aplicar la vacuna a un niño hijo de una madre tuberculosa recién fallecida que tenía que criarse y convivir con una abuela también infectada. El resultado fue un éxito y el niño nunca contrajo la tuberculosis. Un año después se habían vacunado más de 200 niños.

  • Brucelosis

Es obligado referirse a Bernardo Bang (1848-1932) quien, al contrario que muchos veterinarios que decidieron hacerse médicos, hizo lo contrario, convirtiéndose en veterinario tras pasar por medicina humana.

Bernardo Bang

Sus trabajos son numerosos e importantes pero cabe destacar aquellos sobre la brucelosis o aborto contagioso del ganado bovino, que le llevaron a descubrir en 1895, junto con su ayudante Stribolt, a Brucella abortus, bacteria causante de la enfermedad.

En cuanto a la profilaxis contra la brucelosis en el ganado vacuno, no podemos olvidarnos del veterinario catalán José Manuel Vidal Munné (1896-1958), director de la Dirección General de Ganadería (fundada en 1931 por Felix Gordón Ordás, durante la II República; historia curiosa también la de Félix Gordón, exiliado en México por la guerra civil española y Presidente del Gobierno de la República española durante el exilio).

José Manuel Vidal Munné

José Manuel Vidal volvió al poco tiempo a Barcelona para reincorporarse al Laboratorio Municipal, donde descubrió la vacuna contra la brucelosis bovina. Para ello, ideo un cocktail biológico que contenía una mezcla de todos los elementos que se utilizaban para tratar de inmunizar contra la brucelosis (emulsiones microbianas muertas, filtrados de cultivos viejos, soluciones fenicadas…). Se denominó brucelón y según su propio descubridor era «una suma de vacuna muerta, melitina-abortina, leche y ácido fénico con la mínima desnaturalización posible».

Por otro lado, en relación con las estirpes avirulentas de Brucella abortus y su uso como vacunas, debemos referirnos al veterinario y bacteriólogo español Cayetano López y López (1886-1970).

Entre sus aportaciones cabe mencionar la aportación del excelente medio de cultivo para la Brucela abortus, el agar-plancenta glicerinado, que permitió mantener vivas durante varios meses las bacterias, con lo qué el propio autor pudo empezar sus estudios. Destaca el descubrimiento de razas avirulentas de brucellas utilizables para la vacunación, a las que bautizó como estirpes L 1/5.

  • Rabia

En primer lugar, citar al veterinario francés Galtier (1846-1908), investigador prepasteuriano que realizó trabajos anticipándose a Pasteur sobre el estudio de la rabia y publicando varios artículos relativos.

Entre las aportaciones a la rabia, cabe destacar la demostración de la presencia del virus en la saliva del perro, a través de inoculaciones con ella a un conejo que le provocó la enfermedad. Así, se estableció también el periodo de incubación y cómo este iba reduciéndose a través de sucesivas inoculaciones.

Así pues, ensayó estas inyecciones en ovejas, por vía intravenosa, del material virulento. Galtier allanó el camino de Pasteur.

Posteriormente a Pasteur, Dalmacio García Izcara (1859-1927) fue otro insigne investigador veterinario español. Trabajó con Ramón y Cajal en el Instituto Alfonso XIII, y en colaboración con él daría a conocer sus trabajos sobre las lesiones del virus rábico sobre el retículo de las células nerviosas. Otras aportaciones fueron sobre la patogenia de la rabia, demostrando la impermeabilidad de la conjuntiva y mucosa nasal al virus.

Dalmacio García Izcara

Una de las cuestiones más espectaculares descubierta por este ilustre investigador fue en relación a la velocidad de propagación del virus a través de los nervios, concluyendo en que avanzaba a 1 mm/hora.

Izcara fue el fundador en nuestro país de la moderna Veterinaria, un verdadero genio de la investigación reconocido no sólo en España, sino en muchos círculos científicos extranjeros.

  • Retrovirosis

LEUCEMIA FELINA

El descubrimiento del virus de la leucemia felina (FeLV) fue realizado por el veterinario William Jarret, profesor de la Facultad de Veterinaria de Glasgow.

Este virus es un oncoleucovirus, y su importancia sanitaria reside en que «el estudio de la enfermedad natural fue sin duda muy orientadora en las primeras investigaciones sobre el SIDA en la década de los 80, por tratarse de dos procesos infecciosos originados por retrovirus que cursan con inmunodeficiencia».

Posteriormente, Mayron E. Essex, Director del Instituto del SIDA en la Universidad de Harvard avanzó sobre el estudio de la leucemia felina.

INMUNODEFICIENCIA FELINA

También procede citar aquí a Mayron E. Essex, que dedicó gran parte de sus investigaciones a averiguar la relación entre el virus inmunosupresor del gato (FIV) y el SIDA (VIH). Así, estudió en profundidad las estructuras moleculares del VIH y definió el gen GP120 como el antígeno clave y objetivo de la investigación vacunal.

LEUCOSIS BOVINA

El interés de este virus radica en que el virus productor (BLV) debido a sus características filotrópicas, se halla estrechamente emparentado con los virus HTLV-1 y 2 productores de la leucemia humana de linfocitos T.

Destacar también al profesor de la Universidad Complutense, Guillermo Suárez Fernández y sus colaboradores, en relación a sus estudios sobre retrovirosis, etiología, patogenia e inmunidad, diagnostico virológico y serológico del virus, la importancia del conejo como animal de experimentación, la posibilidad de infección de monocitos/macrófagos por el virus…entre otros.

  • Clamidiosis

Hemos de destacar en primer lugar al profesor Karl F. Meyer, del que ya hablamos en referencia al botulismo, pero en este caso en relación a Chlamydia pstittaci. Tras diez años de trabajo, llegó a demostrar que la psticacosis humana se hallaba estrechamente relacionada con una infección inaparente de ciertas aves psitácidas (papagayos, periquitos…). Inicialmente pensó que era un virus, hasta que se demostró que era una clamidia.

Una de sus mayores aportaciones fue poner de manifiesto la importancia de los focos naturales y de las infecciones inaparentes como factores de riesgo en el tema de las zoonosis: estableció la base para la moderna Epidemiología ecológica, a consecuencia de su tendencia a salir con frecuencia del laboratorio para conocer los problemas en el campo.

Pero, fue el español Andrés Blanco Loizelier quien, en los años 1966-1967, diagnosticó por primera vez en España la presencia de abortos ovinos provocados por clamidias. Fue también el primero en diagnosticar en el caballo la coriomeningitis clamidial.

Sus conclusiones fueron que la mayoría de los procesos clamidiales de los animales domésticos son producidos por Chlamydia psittaci, y puede originar neumonías y encefalomielitis en la especie humana.

  • Enfermedades parasitarias

TRIPANOSOMOSIS

Resulta obligatorio hablar de Griffith Evans (1835-1935), veterinario inglés requerido para investigar la causa de una enfermedad en caballos conocida como surra. Él demostró que era producida por unos protozoos hasta entonces desconocidos que se hallaban en la sangre de los animales enfermos denominados Trypanosomas. La que descubrió Evans fue denominada en su honor T. evans a propuesta de Crookshank.

Aunque este protozoo no afecta prácticamente al ser humano, el mérito de Evans radica en haber abierto la puerta para el conocimiento de un amplio grupo de protozoos, cuyas especies pueden ser patógenos para los animales y humanos.

HIDATIDOSIS

El iniciador de la profilaxis frente a la hidatidosis fue el veterinario danés Harold Krabbe.

En Islandia existía desde hacía muchos años un grave problema sanitario en relación al padecimiento de la equinococosis hidatídica en la población humana, con prevalencias alarmantes.

En 1863, el gobierno danés decidió enviar al profesor Krabbe, conocido por su preparación naturalista, que, con gran sentido deductivo observó la promiscuidad que existía entre la población humana, los perros muy abundantes y los rebaños de ganado lanar. En comparación con las islas Feroe, islas próximas en las que no había perros, los casos de hidatidosis casi no se presentaban.

Así pues, propuso al gobierno danés un plan de lucha profiláctica basado en reducir al máximo el contacto de los perros con las personas y la destrucción en matadero de las vísceras del ganado lanar con quistes hidatídicos, evitando que fueran alimento para los perros. Intentó cortar el ciclo evolutivo de la tenia.

Los resultados fueron un éxito y durante más de 30 años, Krabbe fue el principal consejero del gobierno danés en muchos problemas sanitarios.

ANQUILOSTOMOSIS

Fue el genial parasitólogo italiano Perroncito (1847-1922) el que descubrió en 1990 la causa de una terrible anemia que producía un gran número de bajas en los trabajadores de una obra en un túnel (túnel de San Gotardo, entre Suiza e Italia iniciado en 1874).

Edoardo Perroncito

Tras varios intentos, llamaron a Perroncito, que tras detenidos estudios anatomopatológicos y microscópicos llevados a cabo en cadáveres, diagnosticó que se debía a Ancylostoma duodenalis. Además, indicó el tratamiento más eficaz con extracto etéreo de helecho macho, un éxito.

EPIZOOTIOLOGÍA PARASITARIA

El profesor Cordero del Campillo culminó sus investigaciones con la importante obra «Índice-Catálogo de Zooparásitos Ibéricos», resultado del trabajo de muchos años, tanto en campo como en laboratorio. Mencionar también sus investigaciones sobre la resistencia de los antiparasitarios y los factores subyacentes.

Miguel Cordero del Campillo

ARTRÓPODOS

Finalmente, Jean Pierre Megnin (1825-1905) realizó curiosas investigaciones sobre la fauna de los cadáveres de indudable aplicación en medicina legal. Megnin era veterinario militar e investigador de parásitos, y concretamente de artrópodos parásitos (ácaros e insectos). La celebridad le llegaría cuando dio a conocer sus estudios sobre los artrópodos que intervienen en la descomposición de cadáveres, estableciendo unos postulados sobre el carácter cíclico y cronológico de la invasión de dichos artrópodos y sus larvas.

  • TEORÍAS INMUNOLÓGICAS

Han sido varios los veterinarios que se han ocupado de los fenómenos inmunitarios.

IIiá Metchnikoff (1845-1916), ucraniano, trabajó en el Instituto Pasteur, llegando a ser subdirector y donde permaneció el resto de su vida. En 1908, compartió con Ehrlich el premio Nobel de Fisiología y Medicina.

Iliá Metchnikoff

Son muy conocidas sus pioneras aportaciones en el campo de la inmunidad, concretamente en torno a la fagocitosis.

Es obligatorio referirse también al gran sabio español Ramón Turró y Darder (1854-1926), veterinario ilustre y filósofo. Formó parte de la plantilla de Sanidad Municipal de Barcelona y, en 1905, ocupó la dirección del Laboratorio Municipal, a la que le dio enorme prestigio y donde realizó sus principales investigaciones.

Entre todas sus aportaciones, destaca el importante tratado escrito en colaboración con Pi Sunyer «Los fermentos defensivos en la inmunidad natural y adquirida», famoso en el mundo científico y en el que se rebaten las teorías inmunológicas de la escuela alemana de Ehrlich.

Finalmente, cabe citar las teorias inmunitarias llevadas a cabo por el doctor veterinario Peter C. Doherty en 1940 en Queensland, Australia. Sus investigaciones se centraron en el papel protector de los linfocitos citotóxicos T frente a infecciones por un virus ovino causante de meningitis, y su relación con la genética de los antígenos mayores de histocompatibilidad (MHC), capaces de identificar agentes extraños al organismo, y utilizando modelos animales para ello, junto con la colaboración del Dr. Zinkernagel.

Sus investigaciones abrieron la puerta a la inmunología para el mejor conocimiento de problemas relacionados con el cáncer, los procesos víricos y las inflamaciones crónicas.

 

Fuente: colvema.org, «Aportaciones de las ciencias veterinarias a la medicina humana» Dr. Vicente Dualde Pérez; Fotografías e imágenes: AEHV (Asociación Española de la Historia Veterinaria), colvema, wikipedia.




 
 

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