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El brote ha provocado el sacrificio de más de 260.000 ovejas y cabras, y se plantea prohibir el movimiento de animales si no se logran contener los contagios en los próximos días.
Grecia se encuentra en alerta sanitaria máxima por un brote de viruela ovina, una enfermedad altamente contagiosa entre ovejas y cabras, que ha desembocado en la matanza de más de 260.000 animales, lo que representa aproximadamente un 2 % del rebaño nacional, y el cierre de unas 1.100 granjas en los últimos 12 meses.
Caída inmediata en la producción de leche
La matanza de más de 260.000 ovejas y cabras (alrededor del 2 % del rebaño nacional) ya supone una reducción de la capacidad de ordeño.
En regiones como Tesalia, donde se concentran importantes rebaños de ovino y caprino lechero, la producción podría caer notablemente.
Grecia produce cada año más de 120.000 toneladas de queso feta, de las cuales una gran parte se exporta a la UE y a terceros países. El feta se elabora únicamente con leche de oveja y cabra griegas (según las normas DOP). Si cae la producción de leche, podría subir el precio del feta y reducirse la oferta en mercados internacionales, dañando la competitividad griega frente a otros quesos europeos.
Industria transformadora: queserías, cooperativas y plantas de procesado tendrán menos materia prima para trabajar, lo que puede reducir turnos de producción o encarecer costes.
Mercado interno: menor disponibilidad de leche fresca y derivados (yogures, quesos tradicionales) podría derivar en subidas de precios para el consumidor griego.
Exportaciones: cualquier déficit en leche repercutirá en retrasos o incumplimiento de contratos internacionales.
Si se decreta la prohibición del movimiento de ovejas y cabras, muchas granjas no podrán entregar leche a queserías ni mataderos, generando pérdidas por leche desechada. Las empresas exportadoras también temen que otros países impongan barreras sanitarias adicionales a los productos griegos, aunque la sheeppox no afecta a humanos. Si el brote se controla pronto, la caída de producción sería temporal (aunque costosa).
Pero si se extiende y se intensifican los sacrificios, Grecia podría perder parte estructural de su cabaña lechera, con efectos duraderos sobre la producción de leche y queso. Esto además reabre el debate sobre la vacunación preventiva, que hasta ahora las autoridades griegas han evitado por temor a afectar la “imagen sanitaria” de su feta en los mercados internacionales.
Más de 2.400 casos han sido detectados hasta agosto, con un fuerte pico en julio y agosto. La región más afectada es Tesalia (Thessaly), en el centro de Grecia: allí se han perdido unos 40.000 animales solo desde julio y han cerrado alrededor de 80 explotaciones. La viruela ovina no es transmisible a seres humanos, pero sus consecuencias económicas y productivas son graves: podría subir el precio de la carne de oveja y cabra, afectar la producción y exportación de feta, y alterar el suministro de leche y carne.
El gobierno ha activado un plan de emergencia de 10 días que obliga a mejorar las medidas de bioseguridad en las granjas, aumentar las inspecciones veterinarias in situ y establecer puntos de desinfección para frenar el movimiento de animales. El viceministro de Agricultura, Christos Kellas, advirtió que si no se toma acción inmediata, podría decretarse una prohibición nacional del movimiento de ovejas y cabras, lo que implicaría la suspensión de sacrificios, entregas de leche y carne, entre otras paralizaciones.
Interrupciones en la producción
La prohibición de mover animales afectaría seriamente la producción láctea (leche para feta, queso) y el sacrificio para carne, generando cuellos de botella en la cadena de suministro.
Aumento de precios
Con menos animales disponibles y restricciones al transporte, los precios de productos derivados podrían subir, lo que se sumaría a la presión sobre los consumidores en tiempos de crisis del coste de vida.
Pérdidas económicas para explotaciones
Ganaderos como Giorgos Tasioulis y Vagelis Karajiolis han perdido granjas completas; uno de ellos sacrificó 900 ovejas tras invertir millones para modernizar su explotación.
Riesgo para exportaciones
El feta es un producto clave de exportación para Grecia; cualquier impacto en producción o en calidad, o retrasos en los envíos debido a regulaciones sanitarias más estrictas, podrían dañar la confianza de los mercados internacionales.
Efecto sobre el empleo rural
Cierres de granjas implican pérdidas de empleo directo, caída de ingresos secundarios (transporte, elaboración local, etc.), y un golpe más al medio rural en regiones ya vulnerables.
Si las medidas de contención funcionan, se espera que el brote ceda, pero las autoridades advierten que estos próximos 10 días son decisivos. Existe debate sobre la vacunación de rebaños, aunque hasta ahora se ha rechazado o sido muy cautelosa por parte del Ministerio, ante temores de afectar las exportaciones de queso feta. De no gestionarse rápido, Grecia podría enfrentarse a restricciones prolongadas al comercio interno y externo del sector caprino-ovino, con la posibilidad de pérdidas irreversibles de rebaños y explotaciones.
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