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Investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha y del CSIC demuestran que el calor altera la calidad de los ovocitos, comprometiendo el éxito reproductivo en ovejas.
El impacto del cambio climático sobre la ganadería no se limita a la disponibilidad de pastos o al estrés general de los animales. Una nueva investigación española ha demostrado que el calor extremo también afecta de forma directa a la capacidad reproductiva de las ovejas, un hallazgo con importantes implicaciones para la sostenibilidad de la producción ovina en regiones cálidas.
Este estudio, publicado en la prestigiosa revista Scientific Reports del grupo Nature, ha sido realizado por el grupo de investigación SaBio (Sanidad y Biotecnología) del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
El equipo científico, liderado por la catedrática Ana Josefa Soler, evaluó la funcionalidad del complejo cúmulo-ovocito —estructura que rodea al óvulo y es esencial para su maduración y fecundación— en ovejas adultas durante las distintas estaciones del año.
Se analizaron variables como la morfología del ovocito, su capacidad de maduración y su potencial para desarrollarse en embriones viables tras la fecundación in vitro. Los resultados mostraron una clara tendencia: durante los meses de verano, caracterizados por un aumento significativo de las temperaturas, la calidad de los ovocitos se redujo de forma considerable, disminuyendo también las tasas de producción de embriones.
“Hemos podido constatar que el estrés térmico altera la fisiología de los ovocitos, dificultando su maduración y, por tanto, su fertilización. Esto tiene un impacto directo en los resultados reproductivos, especialmente en sistemas de reproducción asistida”, explica Ana Josefa Soler.
Este descubrimiento es especialmente relevante para países como España, donde gran parte de la cabaña ovina se encuentra en zonas con veranos intensos. Según el equipo investigador, el fenómeno no solo afecta a las ovejas en sistemas intensivos, sino también a los rebaños en extensivo, donde la exposición al calor es constante y prolongada.
Además, con el progresivo incremento de las temperaturas globales, estos efectos podrían intensificarse, dificultando aún más la planificación de los programas de reproducción animal y afectando a la eficiencia productiva del sector ovino.
“El cambio climático no es un fenómeno futuro, ya está afectando de forma real a la reproducción de nuestras especies ganaderas. Es urgente desarrollar estrategias de manejo que mitiguen estos efectos y que aseguren la viabilidad de la producción animal en condiciones ambientales cada vez más extremas”, subraya Soler.
El estudio recomienda explorar medidas como la sincronización de celos en estaciones menos cálidas, el uso de sistemas de refrigeración en instalaciones ganaderas, y la selección genética de animales más resilientes al estrés térmico. Además, refuerza la necesidad de continuar investigando los mecanismos fisiológicos afectados por el calor, especialmente en especies de interés zootécnico.
La investigación completa está disponible en acceso abierto en la revista Scientific Reports y supone un avance significativo en el conocimiento sobre la fisiología reproductiva ovina en condiciones de estrés térmico.
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