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Un estudio de Fundación Global Nature alerta de que el uso indiscriminado perjudica a la fauna, reduce la fertilidad del suelo y amenaza la ganadería
Un reciente informe de Fundación Global Nature alerta del grave impacto ambiental del uso intensivo de ivermectina, un antiparasitario común que, aunque eficaz y económico, amenaza la biodiversidad del suelo y el futuro de los sistemas ganaderos.
En los últimos años, la ivermectina ha sido un recurso fundamental para el control de parásitos en explotaciones ganaderas, apreciada por su bajo coste y facilidad de uso. Sin embargo, su aplicación sistemática, incluso de forma preventiva, oculta un serio problema ambiental.
La fauna coprófaga del estiércol—gran parte de la cual está compuesta por escarabajos—resulta especialmente vulnerable a esta molécula, generando graves consecuencias ligadas al funcionamiento del ecosistema del suelo.
Según expertos de Fundación Global Nature, el declive de estos insectos reduce drásticamente la descomposición del estiércol, dificultando la regeneración de nutrientes en los pastos y deteriorando la salud del suelo. Como resultado, el terreno pierde fertilidad, disminuye la calidad forrajera y se vuelve más propenso a la reinfestación ganadera. Esta espiral negativa no solo compromete la productividad, sino que también obliga a incrementar el uso de fertilizantes y tratamientos veterinarios, inflando los costes y ampliando el impacto ambiental.
José Morales, técnico agroambiental de la Fundación, enfatiza que el verdadero problema no es el desconocimiento de alternativas, sino la falta de aplicación real y de respaldo normativo: “Aunque sus impactos ecológicos están bien documentados, la normativa actual no prohíbe su uso generalizado ni regula adecuadamente su efecto sobre el medio ambiente”
De hecho, prácticas sostenibles como la fitoterapia, el pastoreo rotacional, la cría de razas autóctonas resistentes o el uso de antiparasitarios menos disruptivos —como la moxidectina— ya están disponibles y demostrando eficacia en explotaciones ecológicas.
Un caso práctico que ilustra la magnitud del problema se ha llevado a cabo en fincas cercanas al Parque Natural de Monfragüe. El estudio comparativo mostró una marcada pérdida de diversidad y abundancia de escarabajos coprófagos y un elevado deterioro del suelo en aquellas fincas que empleaban ivermectina en comparación con las que apostaban por prácticas ambientales más respetuosas.
La Fundación Global Nature lanza un mensaje claro: existe una profunda conexión entre la salud del suelo, la biodiversidad coprófaga y la viabilidad de la ganadería extensiva.
Abogar por sistemas con uso químico reducido e incrementar la capacitación y regulación hacia modelos sostenibles no es solo una cuestión ambiental, sino una estrategia inteligente para asegurar la productividad y resiliencia del sector ganadero.
En definitiva, esta alerta ecológica invita a reflexionar: ¿estamos dispuestos a sacrificar a los insectos del suelo para afrontar parásitos? La apuesta de Fundación Global Nature es firme: la ganadería del futuro debe surgir desde una base viviente y saludable. Solo así podremos conservar un equilibrio ecológico que beneficie tanto a la naturaleza como a los productores.
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