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12 Dic 2022

Lengua Azul y Enfermedad Hemorrágica Epizoótica

Una enfermedad grave similar a la Lengua Azul de los rumiantes salvajes es la causada por el virus de la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHDV).

La infección por el virus de la lengua azul (BTV) afecta a hospedadores vertebrados, tanto a los rumiantes domésticos y salvajes, como a las ovejas, las cabras, el ganado bovino, los búfalos, los ciervos, la mayor parte de los antílopes africanos y muchos otros miembros de los artiodáctilos. Esta infección vírica no contagiosa transmitida por los insectos es latente en la gran mayoría de los animales infectados, pero resulta mortal en algunas ovejas, ciervos y rumiantes salvajes infectados. En el ganado bovino, la infección en general no ha dado lugar a signos clínicos, con la reciente excepción de una infección por BTV8 en ganado bovino de Europa. El ganado bovino es especialmente importante en la epidemiología de la enfermedad debido a la larga viremia si no hay enfermedad clínica.

Los síntomas clínicos varían de leves a graves no solamente entre las especies, sino también entre las distintas razas y dentro de un mismo rebaño. Los signos clínicos de la LA se deben principalmente a la permeabilidad vascular y consisten en fiebre, hiperemia y congestión, edema y hemorragias faciales, y erosión de las mucosas. Sin embargo, en los casos leves, se puede observar una hiperemia transitoria y rinorrea y lagrimeo leves. En los casos muy graves, la lengua puede presentar una hiperemia intensa y llegar a estar edematosa y sobresalir de la boca o volverse cianótica. La hiperemia se puede extender a otras partes del cuerpo, en particular a la banda coronaria de la pezuña, las ingles, las axilas y el periné. En los casos graves también aparece degeneración del músculo esquelético y cardíaco. La dermatitis puede ocasionar la rotura de la lana. Las ovejas pueden presentar cojera como consecuencia de una coronitis, es decir, la inflamación de la banda coronaria de las pezuñas, o de una miopatía esquelética. Una enfermedad grave similar de los rumiantes salvajes es la causada por el virus de la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHDV) que, como el virus de la lengua azul (BTV), es un miembro del género Orbivirus, pero que está clasificado en una especie o serogrupo diferente.

Identificación del agente

El BTV forma parte del género Orbivirus, de la familia Reoviridae, y es una de las 20 especies o serogrupos reconocidos dentro del género. La especie, o serogrupo, del BTV contiene 24 serotipos reconocidos, y el EHDV contiene al menos siete. Las especies de orbivirus se diferencian mediante pruebas inmunológicas que detectan proteínas víricas que se conservan dentro de cada una, y por tanto son diferenciables mediante pruebas de seroagrupación. Sin embargo, existe una reacción cruzada considerable entre especies relacionadas, y ese es el caso de los serogrupos LA y EHE. El serotipo de los virus individuales dentro de cada serogrupo se identifica mediante pruebas de neutralización, y cada cepa dentro de un determinado serotipo se identifica mediante secuenciación. Las partículas completas del BTV tienen una cápsida icosaédrica doble y un ARN bicatenario. La cápsida exteARN contiene dos proteínas, una de las cuales, la VP2, es el determinante principal de la especificidad serotípica. La cápsida inteARN contiene dos proteínas principales y tres minoritarias, y diez módulos genéticos de ARN bicatenario. La proteína VP7 de la cápsida inteARN es la que posee los antígenos de especie o de serogrupo. La identificación tradicional del virus implica su aislamiento y replicación en huevos embrionados de gallina, cultivos de tejido o inoculación en rumiantes susceptibles, y la posterior aplicación de pruebas específicas para establecer el serogrupo y el serotipo. La tecnología de la reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR) ha permitido una amplificación rápida del ARN del BTV y del EHDV en muestras clínicas, y ahora se dispone de un procedimiento basado en la RT-PCR. La PCR en tiempo real está permitiendo el desarrollo de pruebas incluso más rápidas y sensibles, y actualmente se están validando y publicando procedimientos. Estos procedimientos pueden potenciar las técnicas de la virología clásica proporcionando información sobre el serogrupo, el serotipo y el topotipo víricos.

Pruebas serológicas

Las respuestas serológicas aparecen a los 7–14 días de la infección por BTV y, por lo general, son duraderas. Históricamente, para detectar los anticuerpos específicos contra el BTV se usaban pruebas como la inmunodifusión en medio sólido o el enzimoinmunoensayo (ELISA) indirecto, aunque estas pruebas tenían el inconveniente importante de ser incapaces de distinguir de forma fiable entre los cuerpos contra virus de cada especie. Un método ELISA de competición basado en anticuerpos monoclonales ha resuelto este problema y, para detectar específicamente los anticuerpos anti-BTV, se recomiendan ensayos de tipo ELISA de competición. Los procedimientos actuales para determinar la especificidad de serotipo de los anticuerpos son tediosos porque requieren determinar la capacidad de los sueros analizados de neutralizar la infectividad de una serie de virus de serotipo conocido mediante pruebas de neutralización de larga duración.

Requisitos para las vacunas y el material biológico de diagnóstico

En varios países se utiliza la vacunación para reducir las pérdidas directas, evitar la circulación de la lengua azul y permitir el comercio seguro de los animales. Sin embargo, no existe vacuna para proteger contra la infección por el EHDV. Durante muchos años se han utilizado en Sudáfrica vacunas vivas atenuadas contra la LA que son específicas en cuanto a serotipo. Las vacunas vivas atenuadas se producen adaptando el BTV original a crecer in vitro en cultivo de tejidos o en huevos embrionados de gallina mediante pases seriados. La estimulación de una respuesta inmunológica humoral intensa por estas vacunas se correlaciona directamente con su capacidad para multiplicarse en el hospedador vacunado. La producción de vacunas vivas atenuadas en grandes cantidades resulta barata, son capaces de generar una inmunidad adecuada tras una única inyección y tienen una eficacia demostrada para la prevención de la enfermedad clínica. Las consecuencias adversas son un descenso en la producción de leche en las ovejas lactantes y el aborto o la muerte embrionaria y teratogénesis en la descendencia de las hembras grávidas vacunadas durante la primera mitad de la gestación. Otro riesgo asociado al uso de las vacunas vivas atenuadas es su potencial de diseminación por vectores, con la eventual reversión a la forma patógena y la recombinación de los genes del virus de la vacuna con los de las cepas del virus natural. La frecuencia e importancia de estos hechos sigue conociéndose poco, pero en Europa ya se ha documentado la transmisión de cepas vacunales mediante el vector Culicoides en el campo. El hecho de que los virus atenuados sean teratogénicos hace que la determinación de su transmisión sea un tema muy importante. Se debería comprobar la eficacia de la vacuna, su potencial teratogénico y su transmisión. En consecuencia, resultan preferibles las vacunas inactivadas o recombinantes, si son eficaces. Las vacunas inactivadas no causan malformaciones y se han utilizado bajo la supervisión de los servicios veterinarios oficiales desde 2004 en el tratamiento de brotes recientes en Europa.





 
 

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