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De cara a la reconstrucción de la zona han reclamado que se incentive a los ganaderos por el papel de limpieza del monte que juega la ganadería extensiva, crear cuadrillas de incendios en febrero y no en julio para que realicen clareos, desbroces y a la vez fijen población o no poner trabas a las solicitudes de los vecinos para cortar leña
En una zona rural como es el valle del Tera de Zamora, donde la mayoría de sus habitantes se dedican a la agricultura y ganadería, difícil ha sido salvar lo que más apreciaban. Algunos de los ganaderos tuvieron tiempo de soltar las vacas, ovejas, cabras, bueyes y burros que pastaban por la zona para que se busquen la vida por el monte. Otros tantos no tuvieron tiempo, cercados los establos por los focos.
Los vecinos afectados han reivindicado la labor del ganado bombero para mantener a raya a la vegetación y despejar los montes y dehesas de biomasa altamente inflamable, que se convierte en polvorín al contacto con las llamas. Los vecinos reclaman una actitud más preventiva ante este tipo de situaciones. El ganado permite al mismo tiempo grandes ahorros económicos, porque contratar mano de obra y maquinaria para hacer estas mismas funciones de manera mecánica sería impensable. Además, destacan que el pastoreo llega a sitios donde el hombre tiene más complicado el acceso.
Sin olvidar los beneficios medioambientales de poder actuar sobre miles de hectáreas a la vez. Además de la función de fertilización y oxigenación que produce el ganado sobre la tierra, así como el repartimiento de semillas.
Además, Zamora ha vuelto a volcarse y a a través de Agricultores de Tábara, una asociación de ganaderos, entregan pacas de paja a algunos ganaderos afectados por el fuego en Olleros y Melgar. Otras organizaciones cinegéticas y vecinos reparten piensos por el monte para intentar estabilizar a la fauna. |
Los vecinos reclaman que siempre es más barato prevenir que curar, y que deberían apostar más por el mantenimiento de la actividad ganadera para luchar contra el fuego.
Según las estimaciones oficiales realizadas a última hora del domingo por parte la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León habrían sido devastadas unas 30.000 hectáreas, de reserva de caza y del valle del Tera de Zamora. Casi la mitad de esas hectáreas corresponden a zonas arboladas, tanto pinares de aprovechamiento micológico, como castaños centenarios y bosques con atractivo turístico por ser refugio de corzos, ciervos y otras especies de fauna. Esta cifra convierte al incendio en el mayor que ha sufrido la comunidad castellano-leonesa en el último siglo y uno de los tres más grandes de España.
Los vecinos reclaman que no se puede pretender controlar un incendio solamente durante tres meses al año. Los incendios se apagan en invierno, con el continuo corte de vegetación. teniendo el monte limpio y cuidado. Una función que en comunidades como Castilla y León cumple el ganado en extensivo. Una medida que podría funcionar si no fuera por la desaparición cada vez más incrementada de ganaderos.
El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha anunciado este domingo un plan especial para recuperar tanto medioambientalmente como socioeconómicamente la zona afectada por el incendio de la Sierra de la Culebra, en la provincia de Zamora.
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