Estimación de GEI – Metodologías nutricionales de reducción de metano (SILVAIR®)

El sector ganadero se enfrenta al doble reto de satisfacer una demanda creciente de alimentos de calidad, seguros y a precios asequibles, mientras reduce el impacto ambiental en nuestro planeta y hace conocedora de manera efectiva a la sociedad su contribución positiva debido a la protección y conservación de pastos y paisajes, fijación de carbono en suelo y de población rural.

Por lo tanto, es un aspecto de importancia crítica entender el mecanismo de emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y valorar de forma adecuada el impacto ambiental de nuestra actividad, identificando aquellos puntos de actuación de mayor interés y poder aplicar las estrategias más eficaces y rentables.

En su comunicación de 2019 sobre el Pacto Verde Europeo, la Comisión anunció esfuerzos legislativos y no legislativos para reducir el riesgo de falsas afirmaciones ecológicas (green washing), exigiendo a las empresas que fundamenten las afirmaciones medioambientales sobre sus productos con una metodología estándar para evaluar su impacto en el medio ambiente.

Esto proporcionaría a los consumidores y otros compradores información fiable, comparable y verificable sobre los impactos ambientales de los productos.

El Parlamento adoptó una resolución sobre un mercado único sostenible para empresas y consumidores y pidiendo el desarrollo de directrices y estándares claros para las afirmaciones y compromisos ecológicos que se traduzcan en certificaciones de etiquetas ecológicas reforzadas, recomendando evaluar la posibilidad de crear un registro público europeo que enumere las declaraciones ambientales autorizadas y prohibidas, así como las condiciones y los pasos a seguir para hacer valer una declaración, siendo el plazo de ejecución previsto finales de 2023 o comienzos 2024.

La cuantificación o estimación precisa de las emisiones de GEI es de vital importancia, ya que si se proporciona información falsa, errónea o engañosa sobre el nivel de emisiones cuando se utilizan como herramientas de marketing, se fijan objetivos de reducción de emisiones, y/o cuando estos pueden estar relacionados con tasas, sanciones y participación en los mercados de crédito de carbono, corremos el riesgo de perder de manera simultánea toda utilidad de los esfuerzos realizados como sector y la confianza de los consumidores.

Los gases de efecto invernadero (GEI) son gases que retienen parte de la radiación infrarroja que emite la Tierra tras ser calentada por el Sol.

Los GEI directo que se estiman en los inventarios nacionales normalmente son dióxido de carbono (CO₂), metano (CH₄), óxido nitroso (N₂O), hidrofluorocarburos (HFC), perfluorocarburos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF₆).

El potencial de calentamiento global (GWP) es una unidad de medida que nos permite identificar el potencial que los gases antes mencionados tienen con respecto al CO₂, que depende tanto de la eficiencia de la molécula, como del GEI y de su vida atmosférica.

Así, si una molécula tiene una vida atmosférica más larga que el CO₂, su GWP aumentará cuando se considere la escala de tiempo.

El CH₄ tiene una vida media más corta que el C0₂ en la atmosfera, lo que hace de un objetivo de reducción a corto plazo para minimizar el calentamiento global.

El equivalente de CO₂ o CO₂-eq, es una medida de la huella de carbono que se utiliza para realizar comparaciones entre diferentes productos y modelos productivos.

GLEAM (Global Livestock Environmental Assessment Model) es una herramienta de la FAO de modelización y simulación del impacto ambiental del sector ganadero, tanto a nivel de emisiones de gases de efecto invernadero, usos y degradación del suelo, consumo de agua y nutrientes y la interacción con la biodiversidad, desarrollado para evaluar tanto el impacto de la ganadería como diferentes opciones de adaptación y mitigación a diferentes escalas (nacional, regional y global).

Uno de los organismos más relevantes a nivel técnico es el consorcio GLOBAL NETWORK, que tiene como objetivo acumular y analizar datos de mitigación de GEI de rumiantes.

Algunos de los aspectos más relevantes, y que más variación puede añadir a los resultados de los diferentes modelos utilizados para realizar la estimación de producción de metano son el factor de conversión de metano (Ym,), que se expresa como % de la energía bruta ingerida que se perderá en forma de metano, la ingesta diaria de materia seca (IMS), y el nivel de forraje utilizado en las dietas, siendo conveniente ajustar estos aspectos a nivel regional para mejorar la precisión de las estimaciones realizadas (Niu et al, 2018; van Lingen et al, 2019).

De igual modo, hay que tener en cuenta, que, a la hora de evaluar el impacto de la ganadería en la producción de metano, se pueden utilizar diversos indicadores.

Para realizar comparaciones válidas, se suele preferir utilizar el indicador de Intensidad, que nos aporta el valor de los gramos de CH₄ que emite a la atmosfera un animal por cada kilogramo de carne o leche producido.

A nivel ruminal, los principales microorganismos responsables de la producción de CH₄ pertenecen al género Arqueas.

La formación de acetato y butirato libera H+ en el rumen, mientras que la producción de propiónico requiere H+, por lo que, a nivel nutricional, las estrategias destinadas a incrementar la producción de propiónico y reducir la formación de acetato y butirato serán efectivas a la hora de reducir las emisiones de CH₄.

La producción de metano debido a la fermentación ruminal es muy variable en función de las características del animal y de la ración empleada, habiéndose reducido significativamente en los últimos años debido a mejoras en la eficiencia en la producción y rendimiento animal, estando directamente relacionada con el nivel de productividad (extensivo, mixto o intensivo).

Si además de tener en cuenta la producción de metano, tenemos en cuenta otros aspectos como consumo energético, manejo de estiércoles y purines, y/o fertilización y uso de agua, podemos calcular el impacto ambiental de los alimentos procedentes de rumiantes.

Pero en la estimación de las emisiones generadas por nuestros rumiantes, no solo caben y son necesarias las ya mencionadas, la industria alimentaria y de la nutrición animal debe ajustarse a las declaraciones de emisiones de sus procesos productivos y proveer de dicha información a sus compradores.

En este sentido, la guía PEFCR (Feed for food producing animals), supone un conjunto de reglas armonizadas sobre lo que un fabricante de piensos compuestos debe medir, cómo garantizar la calidad de los datos y cómo recopilar y analizar la información necesaria. Es la base para una comunicación creíble y transparente sobre el desempeño ambiental del sector de piensos a los ganaderos.

Existe además una organización independiente en esta industria de la alimentación y nutrición animal, el Global Feed LCA Institute (GFLI), cuyo objetivo es desarrollar una base de datos y una herramienta que esté disponible públicamente para realizar una evaluación significativa del impacto ambiental de los diferentes ingredientes utilizados en alimentación animal y estimular una mejora continua de la industria.

La industria y todos los operadores que trabajamos en la alimentación de los rumiantes, tienen el compromiso de cumplir con las normativas vigentes al respecto de reducir el impacto medioambiental que el acopio de materias primas y la transformación de estas en el alimento final de nuestros animales tiene. También estamos comprometidos en buscar las mejores estrategias de nutrición para la reducción de estos gases de efectos indeseados.

A nivel nutricional, aumentar la digestibilidad de la ración, incrementar la relación concentrado: forraje, reducir los niveles de Fibra Neutro Detergente (NDF), e incrementar los niveles de grasa bruta de la ración tiende a reducir la producción de metano.

Otra estrategia es redirigir la metanogénesis hacia productos finales de la fermentación para que puedan ser utilizados por el animal. Esto consigue reducir la producción de CH₄ y potencialmente podría beneficiar la productividad del animal.

Aceptar electrones inorgánicos puede competir superando termodinámicamente la metanogénesis en rumen (Ungerfeld y Khon, 2006). El nitrato (SILVAIR^®) es un aceptor de iones H en el rumen, a expensas de la metanogénesis durante su reducción a nitrito y posteriormente a amoniaco, siendo especialmente interesante para dietas bajas en proteína, como las utilizadas en nuestro país en vacuno de cebo, ya que puede aportar el N no proteico a los microorganismos del rumen, habiéndose estimado una reducción de 28,5 gr en la producción de CH₄ por cada 100 gr de nitrato ingerido.

En este sentido, existen numerosas evidencias a nivel práctico de la eficacia de nitrato como reductor en la producción de metano en rumiantes (Feng et al, 2020).

SILVAIR^® es la solución nutricional de Cargill para reducir la producción de metano entérico. La solución contiene una tecnología patentada que está respaldada por más de 10 años de investigación y conocimiento. Desde 2010, la aplicación del nitrato para la reducción de metano ha sido ampliamente estudiada en más de 15 publicaciones científicas, como muestra el metaanálisis realizado por Feng et al, 2020.

Complementar las estrategias de tipo nutricional con otras de tipo no nutricional, como la mejora del bienestar y la salud animal, tienen también un efecto positivo y mejora de la eficiencia (Hristov et al, 2013).

Así pues, todas las acciones destinadas a la mejora de la productividad, como la genética, sanidad, fertilidad, longevidad y eficiencia alimentaria, son herramientas útiles a la hora de reducir el impacto ambiental de la ganadería.

De igual modo, aquellas acciones que reduzcan la producción y exposición ambiental de estiércoles y purines y, por tanto, la liberación de CH₄ y N₂0.

Daniel Fernández, Juan Alcázar y Sandra Olivera
Departamento Técnico y Comercial
Cargill Nutrition Animal, Mequinenza – España

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