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Los pequeños rumiantes nos podrían reducir los incendios como hacían ya antes cuando se pastoreaba y no existían las granjas de producción intensiva.

Las cabras son capaces de comer a diario entre 1,5 y 2,5 kg de hierba seca, 350-1.500 gr de hojas y matorrales. A su vez, las ovejas pastoreando pueden llegar a consumir de 2 a 3 kg de materia seca diaria, matorrales y especies leñosas. A nuestros rumiantes les gusta la variedad, si les dejas en un campo de una sola especie de cereales por ejemplo, irán a los márgenes para buscar más variedad. Es por ese motivo que si este batallón de élite rural de 15 millones de ejemplares de ganadería extensiva en todo el país español pudiera y se facilitarán las ayudas para pastorear los bosques durante todo el año, se reducirán todos los incendios que estamos viviendo.

Ya se han quemado más de 70 mil hectáreas de terreno, lo que supone casi el doble de la media de la última década. Y a más inri, las administraciones, aparte de no realizar labores de limpieza y regeneración, no dejan actuar a los pastores.

 

Ya lo denunció Carlos Grande, un ganadero de Monfragüe, con su yegua quemada en su finca y la mayoría de sus ovejas muertas. Pudo salvar las vacas porque no había pasto donde se encontraban, por lo que no ardió la zona.

El sector agrario defiende que el ganado en el monte ofrece muchos beneficios ambientales debido a que:

Favorece la biodiversidad

Contribuye a la dispersión de las semillas

Mejora la estructura del suelo 

Reduce la erosión y la desertización

 

“El pastoreo de ovejas y cabras no es que sea la mejor forma de prevenir incendios, es que es la más sostenible. Gobierno y Comunidades Autónomas no pueden reducir la gestión de incendios a una estrategia reactiva, circunscrita a los meses de verano y a extinguir los incendios que se producen”, asegura Ángeles Santos, ganadera y responsable en la Comisión Ejecutiva de COAG.

COAG también remarca la influencia del cambio, y afirma que aumentará el riesgo de incendios en las dehesas de “medio” a “muy alto” en más de 5,8 millones de hectáreas.

“Con un incremento de 2ºC en las temperaturas, en apenas dos décadas los daños podrían ser muy graves, poniendo en peligro las dehesas de encina de la parte occidental de Andalucía y Extremadura”, remarca Pablo Resco, autor del informe sobre repercusiones del cambio climático en el sector agrario.

Marc Castellnou es ingeniero de Montes e inspector jefe del Grupo de Apoyo de Actuaciones Forestales (GRAF) de los Bomberos de la Generalitat de Cataluña: “En unas pocas décadas hemos pasado de vivir del bosque a tener que defendernos de él” argumenta mientras pide políticas “valientes” para luchar contra los incendios, en especial, dando más importancia al sector ganadero para poder alcanzar un mundo rural vivo.

No se trata de un problema de falta de recursos en medios de extinción: “El problema está en la acumulación de vegetación bajo estrés hídrico en la que se encuentran nuestros montes”. M. Catellnou.

Y es que ¿de qué sirve un aumento de efectivos para apagar los incendios si lo más importante es evitar que se produzcan y que sean cada vez más grandes y peligrosos? ¿No es mejor prevenir la enfermedad antes que enfermar?

 


 




 
 

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Revista rumiNews Marzo 2024

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