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Un etiquetador y un tratante de ganado se unieron para vender 1.465 lechazos IGP falsos.

La Fiscalía solicita una sentencia de tres años de prisión para cada uno de ellos.

Tres años de cárcel y una multa que cuadriplica la cantidad de beneficios obtenidos. La Fiscalía solicita que el Juzgado de Instrucción número 1 de Salas de los Infantes castigue an un burgalés y un arandino por vender 1.465 lechazos amparados falsamente con la Indicación Geográfica Protegida de Castilla y León (IGP). El primero era operador o tratante de ganado y el segundo era etiquetador. Los hechos constituyen, según el Ministerio fiscal, un delito continuado de falsedad documental, utilización fraudulenta de denominación de origen y delito continuado contra la propiedad industrial.

Además, pide una inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante la condena y una multa de 12 meses con una tarifa diaria de 20 euros, y una responsabilidad personal subsidiaria en caso de no pagar, además del pago de las costas procesales. Finalmente, solicita una inhabilitación especial para desempeñar las funciones de operador para el tratante de ganado y de etiquetador para el arandino, en cuanto a los lechazos de IGP y «Marca de garantía Tierra de Sabor, Castilla y León», durante tres años.

El administrador único de una empresa que vende productos alimenticios con domicilio social en Salas de los Infantes es el operador acusado. Está autorizado como operador por el Consejo Regulador para comerciar en el mercado de lechazos de la frontera interior. El segundo implicado es un etiquetador con permiso del Consejo Regulador de la IGP lechazos de Castilla y León. De acuerdo con el Fiscal, ambos se acordaron y, aunque conocían la normativa que regula y protege los lechazos IGP Lechazo de Castilla y León, introdujeron en el mercado «lechazos que no cumplían con los requisitos regulados en las disposiciones establecidas, poniéndoles las vitolas y etiquetas pertinentes y simulando con ello que cumplían con los requisitos».

Los hechos ocurrieron entre enero de 2015 y agosto de 2016. De acuerdo con su explicación, el Consejo Regulador de la IGP otorga a cada ganadero un volante de traslado que acompaña a los lechazos desde que salen de la explotación hasta que llegan al matadero para su sacrificio. Este volante permite modificar el número real de lechazos que salen de la ganadería, aumentando su cantidad y clasificarlos como lechazos IGP en el libro etiquetador. Siempre tienen como destino el matadero de Salas de los Infantes,

En detalle, el tratante de ganado acusado se personaba en la ganadería registrada en el Consejo Regulador y «alteraba aumentando el número de lechazos cargados» en el documento de traslado.

No los había visto en el matadero.

El etiquetador implicado luego colocó etiquetas de IGP «no solo a los lechazos que habían salido de la granja autorizada, sino también an otros lechazos que él llevaba y que no tenían su origen en granjas autorizadas».

“No solo no examinaba previamente los lechazos y decidía los que cumplen las condiciones de IGP, sino que ni siquiera los veía en el matadero, dando así por bueno el número de lechazos protegidos que constaban en el libro etiquetador y que previamente había cumplimentado el acusado operador coincidiendo con el número de lechazos que ponía en el volante de traslado, omitiendo su obligación de efectuarlo él mismo y sabiendo en todo momento que el número de lechazos que constaba escrito no era el real”.

¿Cuál es la definición de la IGP Lechazo de Castilla y León?

Es importante tener en cuenta que la calidad del lechazo alimentado exclusivamente con leche materna está protegida por la figura de Identidad Geográfica Protegida (IGP). Los productores con Denominación de Origen se comprometen a mantener la mejor calidad posible y a mantener ciertas prácticas tradicionales de producción. La trazabilidad debe ser total desde la ganadería de origen hasta el consumidor final, y estos lechazos están numerados. Las características de los lechazos de Castilla y León con la marca IGP deben ser las siguientes:

– El peso en canal debe ser entre 4 ,5 y 7 kilos.

– La cría de ovino debe nacer y criarse en territorio de Castilla y León.

– Las razas amparadas son Churra, Castellana, Ojalada o cruces de dichas razas y alimentada exclusivamente con leche materna.

– Las explotaciones de origen deben estar inscritas en el Consejo Regulador de la IGP.

– Todos los animales son sacrificados el día de entrada en el matadero.

– Todas los canales con IGP deben llevar el logotipo del Consejo Regulador, fecha de matanza y número de identificación.

– Las etiquetas deben ser autorizadas por el Consejo Regulador y toda expedición de animales vivos debe ir acompañada de un volante de circulación .

Tres figuras principales

En el proceso de cría y comercialización del lechazo GIP, existen tres figuras: el ganadero, operador y etiquetador:

  • El ganadero debe ser de Castilla y León y estar inscrito en el Consejo Regulador de la IGP.
  • El operador, conocido como tratante de ganado, es el encargado del traslado de los animales desde la ganadería al matadero y posteriormente los distribuye a los consumidores. Cumplimenta el volante de traslado y debe estar autorizado por el Consejo Regulador.
  • El etiquetador, formado por el Consejo Regulador, es contratado por los operadores y pagado por ellos. Es quien decide si los lechazos cumplen las condiciones de IGP. Son los únicos que deben tener en su poder las vitolas (una por cada pata del lechazo y donde consta la fecha de sacrificio y el número de la propia vitola). Tanto las vitolas como las etiquetas son suministradas por el Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida de Lechazo de Castilla y León.

 




 
 

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Revista rumiNews Marzo 2024

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